lunes, 21 de abril de 2008

Rutina

7.00am. Suena el despertador. Golpe seco. Cinco minutos más por favor. Se está pasando. Se hace un ovillo y se tapa hasta la nariz con el edredón, saborea unos segundos más esa magnífica sensación de calor y seguridad, y enérgicamente retira la colcha hacia atrás, de un brinco sale de la cama se sienta en el borde. Se dirige al baño, hace pis, aun sin saber muy bien como ha llegado hasta ahí, y se lava la cara. Confirma que la elección de vestuario que hizo la noche anterior antes de dormirse es la correcta. Se viste, y si su cerebro a esas horas se lo permite, rebusca algún complemento que ponerse, para contrarrestar la mala cara de “buenos días” y el pelo sin peinar. En la cocina coge un vaso de agua que bebe con fruición. Y solo eso. Pese a las continuas protestas de su madre, a esas horas no es capaz de ingerir algo que no sea incoloro, inodoro e insaboro. Vuelve al baño a frotarse los dientes, escupe la pasta, y comprueba en el espejo la cruda realidad: el maquillaje hace milagros, esa cara no es la misma que la de los sábados. Se da dos toques con el colorete para poder seguir mirándose sin recordarse a un cadáver. Nada, no hay remedio. Se asoma a la terraza para calibrar la temperatura exterior y abrigarse en consecuencia. Mete las cosas a la mochila, repasa que tenga su kit indispensable de supervivencia en la jungla urbana: abono, llaves, ipod y móvil.
Y todo esto lo lleva a cabo como un autómata, una maquina diseñada única y exclusivamente para llevar a cabo ese cometido. La música penetra sus oídos, aunque lo percibe como un hilo musical y no es totalmente consciente de lo que está escuchando, no podría avanzar sin ella, es el motor que la mueve. Cuando se quiere dar cuenta ya está dirigiéndose al metro, donde hordas de seres, más o menos humanos pasan por unos tornos tras introducir sus correspondientes tickets y se dirigen con paso marcial hacia la vía. En la cara, el gesto somnoliento aun, mezclado con movimientos de rapidez y estrés. Se agolpan contra el vagón cuando se aproxima, se introducen rápidamente y de manera desordenada en el interior, y como animales hacinados en camiones de trasporte de mercancías, cada cual se dirige a su rutina diaria. Y ella no es menos que los demás. Una vez alcanzada su parada, se arrastra entre el gentío hasta la puerta, y vuelve a atravesar pasillos y escaleras mecánicas como alma errante hasta que alcanza la superficie. Se ve cegada por la rara y natural luz solar y se dirige siguiendo a la muchedumbre hacia un enorme y frio edificio gris. Facultad de ciencias de la Información, reza en una placa de piedra antes de la entrada. Y entonces, es cuando, al traspasar la puerta y dirigirse a su clase, y al vislumbrar a sus compañeras, se retira un caso y despierta realmente.

*La foto es mia, la hize en Sol un sabado por la tarde. Se puede ver con mejor calidad en mi Flickr.





7 comentarios:

saddyscarrible dijo...

me ha gustado mucho el texto.

hace muchissimo que no oigo nada de ti T__T

pff.. estoy delante del ordenador mirando la pantalla.. esperando que pase algo . nose que escribir.

bueno haver si hablamos un dia.

Anónimo dijo...

Casi todos tenemos una historia,casi todos tenemos esa rutina que nos priva por un momento de nuestra perqueña porción de libertad que por el hecho de ser personas hemos de tener.Rutina que nos esclaviza perpetuamente y nos une inconscientemente a un reloj.

No podemos estar parados,es nuestro lastre,ya pues si paramos,nuestra vida no tendria un absurdo motivo por el que ser vivida.

Por ello vivimos para quejarnos de esa rutina.Odiamos y queremos a la vez,por que es solo eso lo que nos hace ser como somos,ser personas aparentemente normales.

Anónimo dijo...

Eh, tu primer anonimo ahi arriba! xD

Yo odiaba todo eso que hay que hacer por las mañanas antes de ir a clase/trabajo.. Ademas la ropa no la eligo hasta que me levanto...y como tardo poco! (ironía) xD

Y tampoco desayuno nunca, cuando lo hago luego me entran unos ardores... horribles, será por la poca costumbre. :S

viic dijo...

Sí, la rutina tan amada por todos los humanos. Además aquí en Menorca no hay mucho con lo que sorprenderte diariamente, es lo que tiene...

Nada, me ha encantado tu blog. Me iré pasando!
:D

Anónimo dijo...

graan texto :)

Unknown dijo...

En el periódico te pond´rian una crítica que diría: "Sonia nos cuenta la fábula del día a dia de cualquier joven madrileño"

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho el texto, pero creo que cuando dices inodoro, incoloro e insaboro sería ''insípido''

Besos :)